viernes, 5 de agosto de 2011

EL GRAN DEBATE PRESIDENCIAL


Por: Joselyn Anaya Torres

     29 de mayo del 2011, el hotel Marriot de Lima como escenario, Ollanta Humala y Keiko Fujimori protagonizaron el último debate con miras a la segunda vuelta electoral a celebrarse el 5 de junio, el tan esperado debate presidencial; en donde ambos candidatos expusieron sus propuestas ante los ciudadanos.
    Desde un inicio, el candidato de Gana Perú y Fuerza 2011 no se dieron tregua y recordaron los actos de corrupción en el gobierno de Alberto Fujimori y el accionar del candidato de Gana Perú como oficial del Ejército cuestionado por presuntamente violar derechos humanos.

    Pero los candidatos a la presidencia también discutieron sobre diversos temas como: “Lucha contra la pobreza”, “Seguridad y narcotráfico”, “Institucionalidad democrática”, “Economía e inclusión social”; pero en cada uno de los puntos los ataques entre ambos candidatos eran más que obvios: las críticas y acusaciones no estuvieron ausentes.
    Uno de los momentos más intensos del intercambio de críticas en que se convirtió la polémica fue  cuando la candidata de Fuerza 2011 negó que vaya a ser su padre, el sentenciado ex presidente Alberto Fujimori, quien tome las decisiones en un eventual gobierno suyo. “Yo soy la candidata, no Alberto Fujimori. Si usted quiere debatir conmigo, confronte mis ideas. Si quiere debatir con Alberto Fujimori puede ir a la Diroes, si soy elegida presidenta del Perú, seré yo quien tome las decisiones”, dijo enfáticamente.
 
    También, el candidato de Gana Perú trajo a colación la profunda corrupción en la gestión de Alberto Fujimori, recordando que cuando ya había signos de la corruptela, robos y asesinatos, con la participación activa del oscuro personaje Vladimiro Montesinos, en la que en ese entonces, ella era la Primera Dama y; por lo tanto, estaba en posición de tener conocimiento de lo que sucedía en el Gobierno.   Asimismo, sobre sus estudios en el extranjero sufragados presuntamente con dinero proveniente del erario nacional. 

     En todo caso, ambas candidaturas adolecen de la mayor virtud que debieran proyectar, la confianza y la credibilidad de la población, pues una inmensa mayoría de electores va a concurrir a las mesas de sufragio para elegir entre “el cáncer y el sida”, palabras del insigne premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa.
Finalmente, los candidatos se mostraron más calmados; en donde dieron su mensaje final e incluso los dos señalaron que de llegar a la presidencia buscarán el diálogo con el contrincante. La historia de una noche tan esperada terminó con un buen apretón de manos y un beso en la mejía.


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